El Espíritu Santo no es superficial ni una sombra celestial, tampoco una fuerza impersonal. Es una persona igual del mismo modo que Dios el Padre y Dios el Hijo. Es considerado el tercer miembro de la trinidad. Jesús dijo a sus apóstoles...
"Dios me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced mis discípulos a todos los habitantes del mundo; bautizadlos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñadles a cumplir todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estaré todos los días, hasta el fin del mundo." (Mateo 28: 18-20)
Es el cooperador directo del Padre y del Hijo.
Jesús nos presenta al Espíritu santo diciendo:
"El Padre les dará otro Paráclito" (Jn 14,16) .
El Paráclito, es la verdad, como lo es Cristo.
Los campos de acción donde actúa el Espíritu Santo, son
el espíritu humano y la historia del mundo.